martes, 1 de febrero de 2011

Apuntes de Teatro

E. Vajtángov: Teoría y práctica  Teatral


(He elegido este fragmento del libro, en donde resume de forma genial la verdad escénica vista desde dos directores en su hacer, dejando tras su lectura, una inquietante reflexión que quiero compartir)

El teatro de la convención era necesario para romper, destruir la vulgaridad teatral. A través de la liquidación de la vulgaridad teatral con medios convencionales, Meyerhol llegó al verdadero teatro.

Konstantin Serguéivich, apasionado por la auténtica verdad, trajo a la escena la verdad naturalista. Buscaba la verdad teatral en la verdad de la vida. Meyerhol también llegó a través del teatro de la convención, que ahora él niega, el verdadero teatro. Pero apasionado por la verdad teatral, Meyerhol arrancó la verdad de los sentimientos, y la verdad debe existir en el teatro de Meyerhol y en el teatro de Stanislavsky.

Stanislavsky, al apasionarse por la verdad en general, trajo a la escena la verdad de la vida, pero Meyerhol, al arrancar de la escena la verdad de la vida, en su pasión arrancó la verdad teatral de los sentimientos. Tanto en el teatro como en la vida, el sentimiento es el mismo, pero los medios o las capacidades para transmitir este sentimiento son diferentes. La perdiz es la misma es casa y en el restaurante. Pero en el restaurante se presenta y se prepara de tal forma que tiene un aspecto teatral, en cambio en casa es casera y no teatral. Konstantin Serguéivich presentaba la verdad como verdad, presentaba el agua como el agua, la perdiz como perdiz, pero Meyerhol arrancó la verdad por completo, es decir, que dejó solo el plato, dejó sólo el modo de preparación, y preparó no una perdiz sino un papel. Y el resultado fue un sentimiento de cartón. Meyerhol era un maestro, presentaba con maestría, como en un restaurante, pero era imposible comerlo. Pero la fractura de la vulgaridad teatral con los medios del teatro de la convención llevó a Meyerhol a una teatralidad absoluta, a la fórmula: el espectador no debe olvidar ni por un segundo que se encuentra en el teatro. Konstantin Serguéivich por medio de su fractura llegó a la fórmula: el espectador debe olvidar que se halla en el teatro.

Una obra de arte perfecta es eterna. Obra de arte se llama a aquella obra en que se encuentra en armonía el contenido, la forma y el material. Konstantin Serguéivich encontró armonía solo en la construcción de la sociedad rusa de aquella época, pero no todo lo que es actual es eterno. Pero todo lo que es eterno, siempre es actual. Meyerhol nunca sintió el "hoy",  sino que sintió el "mañana". Konstantin Serguéivich nunca sintió el "mañana" sino que sintió el "hoy". Y hace falta sentir el "hoy" en el día de mañana y "mañana" en el de hoy.


Del libro 

El Arte del Teatro 

Alguna vez el escenario ha ofendido al gusto, pero en último análisis, opino que no ha ofendido más que la pintura, la escultura, la música, la arquitectura o la literatura. Todas las artes y cada parte del arte, cuando están fuera de lugar, ofenden al gusto.

Toda obra de arte tiene que estar en su justo lugar, tiene que aparecer en el momento oportuno, tiene que tener una razón para aparecer, y todo está bien…


E. Gordon Graig

Fragmento del libro
Meyerhold:Textos Teóricos


Es perfectamente natural que con los sistemas de interpretación en auge hasta el momento (<<visceralidad>>,reviviscencia>>)que son la misma cosa, y que se distinguen sólo por los procedimientos con que se alcanzan: la primera mediante la narcosis,la segunda mediante la hipnosis), la emoción sobrepasaba siempre al actor, hasta el extremo de que éste no podía responder de sus propios movimientos y de su propia voz; faltaba el control y el actor, naturalmente, no podía garantizar el éxito o el fracaso de su interpretación. Sólo algunos actores excepcionalmente dotados intuían el método justo de interpretación, es decir, el principio de que hay que abordar el papel no de dentro a fuera, sino al contrario, de fuera adentro, lo que naturalmente contribuía a desarrollar en ellos un enorme magisterio técnico; así ha sucedido con la Duse, Sarah Bernard, Grasso, Saljapin, Coquelin y otros.

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Yo leí Hamlet de tal forma, que en mi imaginación andan por el escenario dos Hamlet; cuando me propuse montar Hamlet se me ocurrió que en el papel de Hamlet actuarían dos actores a la vez: uno interpretaría una parte del rol y el otro otra. Y resultaría así: Un Hamlet comienza a decir<< Ser o no ser>>,pero el otro le tira de la manga y le dice: << Ese monólogo es mío.>>. El primero eccede: <<Bueno, tú sigue, mientras me como una naranja>>.